Editorial Algaida

Lo que pone en la contraportada

Rafael Montalbán tiene una forma poco ortodoxa de ganarse la vida: de jueves a sábado custodia la puerta de un club de alterne, y el resto de la semana ejerce de guardaespaldas ocasional y de cobrador de deudas por cuenta ajena. Pero su vida no fue siempre así: veinte años atrás era un boxeador prometedor que estuvo a punto de luchar por el título de Campeón de Europa superwelter, pero las cosas se torcieron: se enamoró de la mujer que menos le convenía y acabó traicionando a la única persona que se había portado bien con él. Ahora ha decidido empezar de nuevo, y cuando un periodista le propone ir a un programa de radio para contar su vida a los oyentes encuentra la excusa perfecta para expiar sus culpas. Pero eso no será más que el principio. Para volver al punto donde su existencia tomó un desvío equivocado y ajustar cuentas con el pasado deberá emprender un viaje que lo llevará desde Madrid hasta la costa de Cádiz, y luego a Lisboa.
Con una poderosa historia de amor y venganza como telón de fondo y la necesidad de ser aceptado por los demás, El síndrome de Mowgli es muchas cosas a la vez: una novela descarnada y tierna por momentos, donde el protagonista, Rafael Montalbán, por mucho que lo ha intentado no ha logrado encontrar su lugar en el mundo, como el protagonista de El libro de la Selva; un homenaje al personaje creado por Ruyard Kipling y a los libros y a los héroes que marcaron las lecturas de nuestra niñez; pero sobre todo es la confirmación como novelista de Andrés Pérez Domínguez, que atrapa al lector con su habitual fluidez narrativa y el espléndido desarrollo psicológico de los personajes.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

escritoresvascos.com

Andrés Pérez Domínguez y El síndrome de Mowgli

Escrito por Alex Oviedo
Martes 02 de Diciembre de 2008 17:54

La última novela de Andrés Pérez Domínguez se titula El síndrome de Mowgli (Algaida) y tiene algo de verídica. Al menos en cuanto a su arranque se refiere. En el verano de 2003, el escritor sevillano hizo un programa en Onda Cero en el que se entrevistaba al autor de una novela como si él fuera su propio personaje. En aquella ocasión era David Torres, que había quedado finalista del Nadal con El gran silencio, y cuyo protagonista es un boxeador que se dedica a dar palizas por encargo... "Entonces una mujer me mandó una carta, escrita a mano y con muchas faltas de ortografía, en la que me pedía el teléfono del protagonista de aquella novela porque quería contratarlo para darles una paliza a unos vecinos que le estaban haciendo la vida imposible".
Semejante material le pareció a Andrés Pérez Domínguez de una fuerza tan grande que decidió incluirlo en una historia que ya había comenzado y cuyo protagonista era también un boxeador. Un productor radiofónico llama a Rafael Montalbán para que cuente su vida por la radio bajo un nombre falso. Y gracias a esto se pone en contacto con él una mujer que reconoce su voz y de la que estuvo enamorado veinte años atrás. A partir de ahí, viaja hasta Cádiz a buscarla para fugarse con ella a Lisboa. "Y mientras el pasado no deja de perseguirles", apunta el autor, que con El síndrome de Mowgli obtuvo el último premio Luis Berenguer.

¿Qué es el síndrome de Mowgli?
Leí El libro de la selva con once años y me quedó un regusto amargo. Mowgli me daba mucha pena. Creo que Disney ha hecho películas muy buenas para niños, pero ha edulcorado gran parte de las historias, desvirtuando muchas veces su sentido. En la novela de Kipling, Mowgli es un cachorro de hombre que vive con los lobos; pero llega un momento que es demasiado inteligente para vivir con ellos, por lo que lo echan de la manada y se va a vivir con los humanos. Pero allí lo consideran demasiado salvaje, por lo que debe volver a la selva. En mi novela, Rafael Montalbán, aunque es un tipo al que contratan para dar palizas, tiene buen corazón. No está a gusto en el mundo en que vive, pero sabe que con su aspecto no encaja en ningún sitio. El síndrome de Mowgli no es más que la falta de pertenencia, aquello que te hace que no acabes de encajar en ningún sitio. Algo que en mayor o menor medida hemos padecido todos en algún momento de nuestras vidas.

¿Por qué te interesaba el mundo del boxeo?
Porque es muy literario, y porque es una metáfora de la propia vida. Muchas veces te tienes que levantar aunque te hayan tumbado. Y esa atmósfera marginal que desprende. Pero es gente que está ahí, tipos que tienen un respeto enorme por el adversario, mucho más de lo que se podría pensar. Dentro de las doce cuerdas del cuadrilátero la vida es mucho más sencilla, hay una serie de reglas inquebrantables... Pero no es una novela de boxeo, eso hay que dejarlo claro.

¿Una historia de amor por encima de todo lo demás?
Creo que sí. Me he dado cuenta en mis últimas tres novelas que manejo una serie de elementos comunes. Uno de ellos es el de escribir sobre personajes que se sienten culpables por haber traicionado en el pasado y que quieren redimirse en el presente. Y por otro lado el amor. Para mí son sobre todo novelas de sentimientos.

Al principio de la novela se ve a un protagonista acabado. ¿Pretendías redimirle precisamente a través de lo que nos contase?
Está planteada como un combate de boxeo que se inicia en el último asalto, pero que se va contando hacia atrás. Me gusta mucho el recurso del flashback.
Has recibido por la novela no sólo un premio sino también críticas muy buenas...
Sí, aunque lo importante de todo esto es intentar no darle importancia. Un premio no es más que una serie de personas que se reúnen y deciden que tu novela les gusta más que otras. Eso no hace ni mejor ni peor una obra, pero es cierto que te da una mayor promoción porque hoy en día encontrar un hueco en la mesa de novedades está cada vez más caro. Hay escritores que dicen que lo que quieren es que les lean y que les dan igual las críticas. Yo creo que ambas cosas han de ser compatibles. Es posible hacer novelas entretenidas que gusten a los críticos.

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