Editorial Algaida

Lo que pone en la contraportada

Rafael Montalbán tiene una forma poco ortodoxa de ganarse la vida: de jueves a sábado custodia la puerta de un club de alterne, y el resto de la semana ejerce de guardaespaldas ocasional y de cobrador de deudas por cuenta ajena. Pero su vida no fue siempre así: veinte años atrás era un boxeador prometedor que estuvo a punto de luchar por el título de Campeón de Europa superwelter, pero las cosas se torcieron: se enamoró de la mujer que menos le convenía y acabó traicionando a la única persona que se había portado bien con él. Ahora ha decidido empezar de nuevo, y cuando un periodista le propone ir a un programa de radio para contar su vida a los oyentes encuentra la excusa perfecta para expiar sus culpas. Pero eso no será más que el principio. Para volver al punto donde su existencia tomó un desvío equivocado y ajustar cuentas con el pasado deberá emprender un viaje que lo llevará desde Madrid hasta la costa de Cádiz, y luego a Lisboa.
Con una poderosa historia de amor y venganza como telón de fondo y la necesidad de ser aceptado por los demás, El síndrome de Mowgli es muchas cosas a la vez: una novela descarnada y tierna por momentos, donde el protagonista, Rafael Montalbán, por mucho que lo ha intentado no ha logrado encontrar su lugar en el mundo, como el protagonista de El libro de la Selva; un homenaje al personaje creado por Ruyard Kipling y a los libros y a los héroes que marcaron las lecturas de nuestra niñez; pero sobre todo es la confirmación como novelista de Andrés Pérez Domínguez, que atrapa al lector con su habitual fluidez narrativa y el espléndido desarrollo psicológico de los personajes.

lunes, 17 de noviembre de 2008

El Correo de Andalucía

Julio Manuel de la Rosa y Andrés Pérez Domínguez
«La vida puede ser más sencilla en el ring»

Después de cosechar un notable éxito de crítica y público con anteriores novelas como La clave Pinner y El factor Einstein, Andrés Pérez Domínguez (Sevilla, 1969) vuelve a los anaqueles de novedades con El síndrome de Mowgli (Algaida), una nueva obra con el boxeo como algo más que un sugestivo telón de fondo, en la que da un notable giro respecto a su producción anterior.Rafael Montalbán, el protagonista de esta historia, se gana la vida de matón a las puertas de un club de alterne, como guardaespaldas ocasional y cobrador de deudas. No obstante, hace veinte años era una promesa del boxeo, hasta que tomó caminos erráticos en el amor y en la amistad que le arrastraron al desastre. Un suceso inesperado, cuando se decide a cambiar de vida, será el punto de partida para iniciar un viaje del que regresará convertido en otra persona.
Así es, a grandes rasgos, El síndrome de Mowgli, una novela que toma su título del personaje central de El libro de la selva, como explica el propio Pérez Domínguez: “Cuando crece, es demasiado inteligente para seguir viviendo con los lobos entre los que se ha criado, pero también es incapaz de integrarse en la aldea, con los seres humanos. Ése es también el drama de Rafael Montalbán”.
Todo empezó para Andrés Pérez Domínguez en verano de 2003, cuando en el espacio radiofónico de Onda Cero en el que participa decidió entrevistar a varios autores como si fueran los personajes de sus libros. Uno de los invitados fue David Torres, premio Nadal con El gran silencio, una novela también sobre el boxeo. “Poco después me llegó una carta de una señora, pidiéndome el teléfono de ese señor –que ella creía real– para contratarlo como matón. Quedé muy impresionado y decidí que ahí podía estar el inicio de una historia”, recuerda Pérez Domínguez. Lo seguro es que El síndrome de Mowgli tiene los habituales ingredientes de la narrativa del sevillano para enganchar a los lectores. “Sobre todo, intento que la novela tenga como primera función entretener. Lo que no puedo es contar durante 300 páginas lo que el protagonista siente cuando se rasca la nariz. Y prefiero que sea el lector quien saque las conclusiones morales”. “Hay mucha literatura en el boxeo”, comenta por otra parte Andrés Pérez Domínguez, y coincide con su colega Julio Manuel de la Rosa al señalar que “es toda una metáfora de la vida, empezando por la idea de que tienes que levantarte aunque te hayan tumbado”.
Aunque nunca se ha puesto guantes para boxear, el escritor sevillano lleva muchos años practicando kárate, y sabe los prejuicios que rodean a todos los deportes de contacto. “Desde fuera, los deportes de lucha pueden parecer a muchos una salvajada, y a veces llegan a serlo. Pero, por regla general, yo sólo he visto un grandísimo respeto por el adversario”, dice.Además, no olvida el sentido que el boxeo da a menudo a quienes lo practican. “Para mi protagonista, la vida puede ser mucho más sencilla entre las doce cuerdas del ring que fuera de ellas. Allí no hay golpes bajos y se puede arrojar la toalla cuando uno no quiere continuar”, afirma el autor de El síndrome de Mowgli.
Alejandro Luque

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Andrés de nuevo;
no había leído esta entrevista con el antiguo profesor en la escuela de turismo, no nos dió clase pero coincidió con nosotros allí, seguro que lo recuerdas mejor que yo! se lo comentaste?
un abrazo

Andrés Pérez Domínguez dijo...

Sí, Julio Manuel de la Rosa. Fue profesor de José Manuel, cuando hizo lo de Publicidad. Esta foto es en su casa, en su despacho. Ha quedado muy bien.
Un abrazo,
PD: ¿Leíste la reseña que hay un par de entradas más abajo, la del Libro Andaluz? Te gustará.

El síndrome de Mowgli en El público lee

El síndrome de Mowgli en Eitb (programa Forum)

Presentación en Madrid

Etiquetas