Editorial Algaida

Lo que pone en la contraportada

Rafael Montalbán tiene una forma poco ortodoxa de ganarse la vida: de jueves a sábado custodia la puerta de un club de alterne, y el resto de la semana ejerce de guardaespaldas ocasional y de cobrador de deudas por cuenta ajena. Pero su vida no fue siempre así: veinte años atrás era un boxeador prometedor que estuvo a punto de luchar por el título de Campeón de Europa superwelter, pero las cosas se torcieron: se enamoró de la mujer que menos le convenía y acabó traicionando a la única persona que se había portado bien con él. Ahora ha decidido empezar de nuevo, y cuando un periodista le propone ir a un programa de radio para contar su vida a los oyentes encuentra la excusa perfecta para expiar sus culpas. Pero eso no será más que el principio. Para volver al punto donde su existencia tomó un desvío equivocado y ajustar cuentas con el pasado deberá emprender un viaje que lo llevará desde Madrid hasta la costa de Cádiz, y luego a Lisboa.
Con una poderosa historia de amor y venganza como telón de fondo y la necesidad de ser aceptado por los demás, El síndrome de Mowgli es muchas cosas a la vez: una novela descarnada y tierna por momentos, donde el protagonista, Rafael Montalbán, por mucho que lo ha intentado no ha logrado encontrar su lugar en el mundo, como el protagonista de El libro de la Selva; un homenaje al personaje creado por Ruyard Kipling y a los libros y a los héroes que marcaron las lecturas de nuestra niñez; pero sobre todo es la confirmación como novelista de Andrés Pérez Domínguez, que atrapa al lector con su habitual fluidez narrativa y el espléndido desarrollo psicológico de los personajes.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Fondo de catálogo

Andrés Pérez Domínguez: una buena novela debe dejar un poso después de leerla
Tras irrumpir en el mercado literario nacional con dos novelas ambientadas en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, el sevillano Andrés Pérez Domínguez acaba de ver publicada la obra con la que se erigió vencedor de la edición 2007 del Premio Luis Berenguer de novela. El Síndrome de Mowgli (Algaida '08) es su título y encuentra su acción en la España actual, en la que un ex boxeador metido a matón, verá como su vida da un giro con la reaparición de un viejo amor, que le llevará tomar una serie de decisiones que pueden acabar con su vida. Una novela de ambiente negro, pero con la pasión y la redención como principales motores de su historia.(Fotos: Susana Alfonso)

El Síndrome de Mowgli me ha parecido, por su estructura, una especie de juego en el que proporciona al principio las mínimas pistas para que el lector, junto al protagonista, no conozca la imagen completa hasta el final.
Sí. Al principio del libro, en el prólogo, pretendo establecer las reglas del juego, que el primer capítulo sea una especie de obertura anunciando lo que va a pasar. De hecho, presento el final. Y a partir de ahí sí voy proporcionando el resto de piezas del puzzle, aunque también me gusta dejar espacios en blanco, porque, haciendo un símil con la pintura, dejar espacios en blanco es también un modo de pintar. A veces no contar es la mejor manera de contar algo.
Un libro es todo, y éste, desde la portada, tiene pinta de novela negra. No obstante, a mí me ha dado la impresión de que no lo es, sino que cuenta una historia ambientada en un clima que sí podríamos calificar de “negro”.
Yo la verdad es que no creo mucho en la clasificación por géneros. Es algo que obedece al mercado, que tiene que catalogar de alguna manera todo. Antes de que esta novela se publicara, ya salieron dos mías, La Clave Pinner y El factor Einstein, que están protagonizadas por espías y ambientadas en la Segunda Guerra Mundial, pero para mí no eran novelas de espías. Para mí lo importante son los sentimientos de los personajes.
¿Esta novela se puede calificar como novela negra?
Por mí no hay problema en cuanto que el protagonista es un ex boxeador, hay mujeres fatales, persecuciones, el submundo del hampa… Pero es sobre todo una novela de sentimientos. Y al igual que las anteriores, tiene unas características que son comunes con ellas: la redención, la traición Debe ser un reto crear esa ambientación. Yo me documento mucho para las novelas. En ellas sólo se ve la punta del iceberg, pero todo lo que hay debajo es muy importante. En ésta, como el protagonista es ex boxeador, he tenido que documentarme mucho, ver muchos combates, leer muchas biografías, conocer las reglas del boxeo, para saber cómo puede pensar un personaje. Porque lo bueno es que las metáforas en las novelas tengan que ver con el tema que estás tratando. Y como el que narra es el boxeador esto era muy importante. Pero es algo que he hecho también en mis otras obras, porque me gusta mucho documentarme y enterarme de las cosas, pero también porque creo que es algo que después el lector agradece.
La historia la narra el protagonista, que tiene ínfulas de escritor. Eso no es casual.
No, eso justifica que sea capaz de narra la historia en forma de novela. Ésta está escrita con un lenguaje sencillo, lo cuál tampoco es fácil porque requiere un proceso de depuración, pero sí que necesitaba que el personaje tuviera cierto interés literario para que resultara creíble que se expresara bien. Por otro lado, para que el personaje pueda resultar atractivo al lector, además de ser un matón, es un tipo de buen corazón y tiene ese gusto por la cultura.
Como comentó antes, El Síndrome de Mowgli es su segunda novela, pero salió publicada antes la tercera. ¿A qué se debe ese retraso?
El motivo de esto es que Roca Editorial, el sello que publicó La Clave Pinner, quería que la segunda tuviera un estilo similar a ésa, pero yo no quería que fuera así. De modo que escribí ésta, la dejé aparcada, y posteriormente me puse de nuevo a escribir una trama con un trasfondo de espionaje que acabó siendo El Factor Einstein. Y cuando finalmente El Síndrome de Mowgli ganó el premio Luis Berenguer el año pasado, ya tenía en marcha la edición de El Factor Einstein por lo que ésta acabó saliendo la última.
Pero con un premio literario. ¿Ha notado que esto haya insuflado una vida comercial distinta a esta novela?
Los premios no son más que reuniones de gente que deciden que tu novela les gusta más que el resto. La novela no es mejor ni peor por ganar un premio, pero sin duda ganarlo supone una mayor promoción para ella. En el mundo literario es muy difícil llegar a las estanterías de las librerías y de mantenerse ya no te digo nada, por lo que un premio siempre ayuda. Además, éste es uno de los premios literarios más importantes de Andalucía y estoy muy orgulloso de haberlo obtenido.
Viendo su ritmo de trabajo, imaginamos que estará ya trabajando en su próxima obra.
Así es. La verdad es que nunca paro de trabajar. He tenido la suerte de ganar certámenes de narrativa breve y tengo bastante material en este sentido para ir publicando, aunque sea más difícil hacerlo dignamente. Por eso se va acumulando un poco el material, pero espero que algo salga en breve. A mí se me han juntado dos novelas en un año, pero fueron escritas con bastante tiempo entre ellas. Yo personalmente desconfío de quien pueda escribir dos novelas en un solo año. Creo que es imposible si se desea que el libro tenga calidad.Y más en un país como éste en el que es tan complicado vivir de la escritura.Es muy difícil. Yo siempre digo que intento vivir de literatura y alrededores (risas). Yo he llegado a los medios de comunicación gracias a los libros que he publicado, los premios que he ganado, etc. Pero vivir de la literatura, vivir bien de ella en este país, sólo lo hace un número escritores que puedo contar con los dedos de una mano. Y me sobran varios (risas). Los demás vamos intentando trampear como podemos. De todos modos no creo que sea conveniente escribir demasiados libros. A mí, cuando me gusta un autor en particular, me gusta esperar ansiosamente su próxima novela.
Y sus seguidores, ¿en qué ámbito verán ambientada su próxima entrega?
Pues tal como se han ido publicando las anteriores, no me atrevería a decirte cuál será la próxima que vea la luz. Estoy escribiendo una novela de la que voy ya por el segundo borrador, que tendrá como marco la posguerra de la Segunda Guerra Mundial y en la que voy a homenajear a los españoles de Mauthausen; pero también tengo por ahí una novela corta que escribí el año pasado y algunos libros de relatos, de modo que no te puedo asegurar qué será lo primero.
De nuevo la guerra. ¿A qué se debe esa fijación?
Quizás a que la guerra y lo que se mueve a su alrededor, al igual que el boxeo, es un terreno muy novelesco, que exacerba las pasiones. Y eso para mí es muy importante, porque mis libros hablan sobre todo de la pasión de los personajes. Ponerlos en situaciones límite me resulta muy importante para el tipo de novelas que quiero hacer, que aunque están ambientadas en conflictos bélicos, no son novelas de tiros o de acción. En este sentido John Le Carré o Graham Greene serían mis principales referentes y es un placer que se les reconozca ya como autores de calidad, independientemente de ser autores de novelas de intriga. Que por cierto, no deja de ser fantástico, porque hace las novelas entretenidas.
Qué lástima que deba pasar el tiempo para que se reconozca la valía de autores que fueron despreciados por el mero hecho de entretener.
Hay muchos prejuicios y, aunque digan que no, en España los sigue habiendo. Uno parece que tiene que disculparse cuando hace una novela entretenida porque parece que no debería ser así. Yo lo que no puedo contar durante trescientas y pico páginas que siente el protagonista cuando se ve la nariz rota en el espejo, porque eso sería insoportable, al menos para mí como lector.Hay quien lo hace.Muchos, y sus libros aparecen con muchas estrellitas en las críticas de los suplementos literarios. Eso me parece muy respetable, pero no es lo único. Para mí una novela ha de ser entretenida y, si puede ser, tener un valor añadido. Ha de tener un valor moral, otra serie de cosas que al lector le puedan ayudar, debe dejar un poso después de leerla. Yo siempre lo intento y espero sinceramente haberlo conseguido.
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