Ayer estuvimos presentando El síndrome de Mowgli a la prensa en Madrid, en la librería/cafetería El bandido doblemente armado. Me acompañó mi querido José María Merino, del que hace muchos años vengo sospechando que tiene algo divino, como la Santísima Trinidad pero en plan terrenal, porque en una misma persona coinciden un excelente escritor, un ser humano bueno y generoso como pocos y un gran amigo. También estuvo Miguel Ángel Matellanes, el atareado director de Algaida, que es de esos editores que todavía aprecian la Literatura, algo que no es tan frecuente como parece, o como debería; y Begoña Minguito, la encargada de prensa de Algaida. Vinieron algunas periodistas (todas eran mujeres), no muchas, pero bueno, sólo por haber pasado un rato entre amigos mereció la pena el viaje a Madrid. Por aquí dejo algunas fotos de la presentación
Aquí estoy, tratando de abrir una botella de agua. Como podéis ver soy el último en poder hacerlo. Qué le voy a hacer. Nunca me he llevado bien con los precintos. José María Merino, Miguel Ángel Matellanes y las periodistas esperan con paciencia -o resignación- que lo consiga.Aquí ocupo un lugar que no me corresponde. Soy yo quien debería estar de pie mientras él me firma sus libros, pero ya he dicho más arriba que Merino es un tipo bueno y generoso.
Aquí estamos, al final de la presentación, Matellanes, Merino, Diego, de El bandido doblemente armado (un sitio que me gustó mucho) y yo mismo.
Y ésta, para terminar: José María Merino, El síndrome de Mowgli y un servidor.
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