Editorial Algaida

Lo que pone en la contraportada

Rafael Montalbán tiene una forma poco ortodoxa de ganarse la vida: de jueves a sábado custodia la puerta de un club de alterne, y el resto de la semana ejerce de guardaespaldas ocasional y de cobrador de deudas por cuenta ajena. Pero su vida no fue siempre así: veinte años atrás era un boxeador prometedor que estuvo a punto de luchar por el título de Campeón de Europa superwelter, pero las cosas se torcieron: se enamoró de la mujer que menos le convenía y acabó traicionando a la única persona que se había portado bien con él. Ahora ha decidido empezar de nuevo, y cuando un periodista le propone ir a un programa de radio para contar su vida a los oyentes encuentra la excusa perfecta para expiar sus culpas. Pero eso no será más que el principio. Para volver al punto donde su existencia tomó un desvío equivocado y ajustar cuentas con el pasado deberá emprender un viaje que lo llevará desde Madrid hasta la costa de Cádiz, y luego a Lisboa.
Con una poderosa historia de amor y venganza como telón de fondo y la necesidad de ser aceptado por los demás, El síndrome de Mowgli es muchas cosas a la vez: una novela descarnada y tierna por momentos, donde el protagonista, Rafael Montalbán, por mucho que lo ha intentado no ha logrado encontrar su lugar en el mundo, como el protagonista de El libro de la Selva; un homenaje al personaje creado por Ruyard Kipling y a los libros y a los héroes que marcaron las lecturas de nuestra niñez; pero sobre todo es la confirmación como novelista de Andrés Pérez Domínguez, que atrapa al lector con su habitual fluidez narrativa y el espléndido desarrollo psicológico de los personajes.

martes, 30 de septiembre de 2008

Galiciae

Galiciae 30.09.2008 El escritor Andrés Pérez Domínguez en Santiago (Foto: Pepe Ferrín. AGN)

Entrevista al escritor Andrés Pérez Domínguez: "La escritura tiene que ver más con la constancia que con el talento"
Etiquetas: libro
Anxa Correa.
Con El factor Einstein aún en la sección de novedades, el escritor sevillano Andrés Pérez Domínguez vuelve a Galicia para presentar El síndrome de Mowgli, la novela ganadora del Premio Luis Berenguer.
Pregunta: ¿De dónde surgió la idea de El síndrome de Mowgli?
Respuesta: La novela surge de una metáfora. Creo que Disney ha hecho películas muy bonitas, pero también ha desvirtuado mucho el sentido de las historias de las cuales proceden, y una de ellas es El libro de la selva. Cuando leí el libro, tenía 11 años y la sensación que tuve fue de mucha pena hacia Mowgli, un cachorro de hombre que vivía con los lobos pero se tiene que ir, porque es más inteligente que ellos. Pero con los hombres tampoco está a gusto porque lo ven como un animal y les da miedo. Y no le queda más remedio que vivir en la selva como un cazador solitario.El protagonista de mi novela, Rafael Montalbán, es un ex boxeador que se dedica a dar palizas por encargo, a cobrar deudas, pero es un matón con buen corazón. No está a gusto en el mundo en el que vive y quiere cambiar de vida. Eso es el síndrome de Mowgli, que es lo que de alguna manera hemos padecido todos, cuando no te ubicas en ningún sitio, o no acabas de encajar en ningún mundo. Es una metáfora con la que puede identificarse mucha gente.
P: Pero aún no existe como tal en el campo de la psicología...
R: Bueno, a lo mejor a partir de ahora sí. ¡Pero el término es mío! (Risas)
P: Cuenta también la historia de una degradación moral...
R: Sí, hay una degradación moral. En la vida, la mayoría de las veces lo que ocurre es que uno no hace lo que quiere, sino lo que puede o lo que no le queda más remedio, porque la vida te arrastra a situaciones que no quieres. Pero también hay una elevación moral, porque Montalbán tiene un sentido ético profundo, por eso se lo cuestiona, quiere cambiar de vida y va a luchar para conseguirlo.

Género negro y mujeres
P: Inscriben esta novela en el género negro, ¿se planta ahí o aún diría más?
R: Yo creo que va más allá. No soy partidario de la clasificación por géneros, yo sólo creo en los libros. Lo que pasa es que las editoriales tienden a clasificarte de alguna manera porque es mucho más fácil para vender un libro a los lectores. Yo he huído del encasillamiento. No quería hacer dos cosas iguales aunque tuvieran el mismo marco. Puede ser del género negro porque el personaje es un ex boxeador derrotado y el género negro está muy bien para diseccionar los males de una sociedad y vivir lo que ocurre, pero lo importante es contar una historia que interese a la gente, que sirva como hilo conductor, como pretexto para hacer avanzar la historia y luego contar otra cosa, para contar esta metáfora del síndrome de Mowgli, para que el lector piense. Y eso es el valor que puede tener una obra literaria, más allá de que se considere de un género u otro.
P: Igual que en El factor Einstein, la mujer es el origen de todos los males del protagonista...
R: Sí, pero también en el buen sentido de la palabra. Cuando lleva uno varios libros escritos, se da cuenta de en las historias existe un hilo conductor. Aunque La clave Pinner o El factor Einstein tienen como marco el espionaje, en realidad la novela está hecha con los mismos mimbres: por un lado, los personajes son siempre tipos al borde del abismo, que buscan la redención y están siempre presentes temas como la traición, la culpa, la responsabilidad, el sacrificio... Es algo común a estas tres novelas. Y también es común la fuerza de la mujer.En las tres novelas publicadas, la mujer es el motor de la novela; puede que no tenga esa presencia física que tienen los hombres, en el sentido de que son menos visibles, pero son el motor que arrastra la historia. Montalbán estuvo enamorado de Lola, y no ha podido olvidarla. Entonces va a un programa de radio a contar su vida porque quiere despedirse de esa vida de matón y de paso, probar si Lola le escucha. Y a partir de ahí se desencadena la historia. Ella es el motor, pero no creo que sea la mala de la historia. Es cierto que del personaje de Lola hay menos datos, porque creo que es mucho más sugerente así, lo que importa es la sensación que provoca en Montalbán.
P: Hay que dejar un espacio para la imaginación...
R: Es fundamental, yo creo que el lector es muy inteligente, y como tal, tiene que completar la historia, y por eso me gustan los finales abiertos. Mucha gente me pregunta si es porque quiero hacer una segunda parte, pero no es ése el motivo. A mí me gusta que la historia no me la den cerrada del todo, y sobre todo, me gustan las novelas que no acaban de leerse nunca.
Ritmo imparable
P: Hace poco que vino para presentar El factor Einstein y ahora vuelve con El síndrome de Mowgli, ¿es normal este ritmo de producción?
R: Hay que tener en cuenta que la novela anterior a El factor Einstein, que fue La clave Pinner, la publiqué en 2004, y la había escrito en 2001, y desde 2001 hasta 2008 me ha dado tiempo a escribir tres novelas. Lo que ocurre es que El síndrome de Mowgli lo escribí inmediatamente después de La clave Pinner y justo antes de El factor Einstein, lo que pasa es que cuando ganó el premio Luis Bereguer de novela en noviembre del año pasado, ya tenía contratada la publicación de El factor Einstein para enero de 2008, entonces se publicó la tercera novela antes que la segunda. Hubiera preferido publicar en años distintos, pero en la vida hay cosas peores.
P: ¿Contaba con este Premio Luis Berenguer? ¿O después de tantos premios ya no le hace tanta ilusión?
R: Siempre digo que un premio no es más que una serie de personas que se reúnen y que opinan que tu novela les gusta más que otras. Lo que ocurre es que supone una mayor promoción. He tenido la suerte de ganar bastantes premios sobre todo de narrativa corta, y éste es mi primer premio de novela larga. Siempre hace ilusión, y quien diga que no, miente.
P: ¿Está trabajando ya en nuevas historias?
R: Tengo una novela corta inédita, tengo varios libros de cuentos inéditos, estoy escribiendo otra novela, pero no me atrevería a decirte que va a ser la próxima novela que voy a publicar.
P: ¿Qué necesita para escribir? ¿Cómo son sus hábitos de escritura, el entorno de trabajo?
R: Bueno, no soy muy maniático, lo que soy es muy disciplinado, que es fundamental a la hora de escribir. Hay que estar una serie de horas, yo escribo un mínimo de palabras o de folios al día todos los días durante mucho tiempo, y así hasta el más torpe es capaz de terminar una historia. La escritura no es fácil, pero tiene más que ver con la constancia y con la disciplina que con el talento.30/09/2008

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bien te sientan los aires gallegos

Andrés Pérez Domínguez dijo...

No es mal sitio para estar, la verdad

El síndrome de Mowgli en El público lee

El síndrome de Mowgli en Eitb (programa Forum)

Presentación en Madrid

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