Editorial Algaida

Lo que pone en la contraportada

Rafael Montalbán tiene una forma poco ortodoxa de ganarse la vida: de jueves a sábado custodia la puerta de un club de alterne, y el resto de la semana ejerce de guardaespaldas ocasional y de cobrador de deudas por cuenta ajena. Pero su vida no fue siempre así: veinte años atrás era un boxeador prometedor que estuvo a punto de luchar por el título de Campeón de Europa superwelter, pero las cosas se torcieron: se enamoró de la mujer que menos le convenía y acabó traicionando a la única persona que se había portado bien con él. Ahora ha decidido empezar de nuevo, y cuando un periodista le propone ir a un programa de radio para contar su vida a los oyentes encuentra la excusa perfecta para expiar sus culpas. Pero eso no será más que el principio. Para volver al punto donde su existencia tomó un desvío equivocado y ajustar cuentas con el pasado deberá emprender un viaje que lo llevará desde Madrid hasta la costa de Cádiz, y luego a Lisboa.
Con una poderosa historia de amor y venganza como telón de fondo y la necesidad de ser aceptado por los demás, El síndrome de Mowgli es muchas cosas a la vez: una novela descarnada y tierna por momentos, donde el protagonista, Rafael Montalbán, por mucho que lo ha intentado no ha logrado encontrar su lugar en el mundo, como el protagonista de El libro de la Selva; un homenaje al personaje creado por Ruyard Kipling y a los libros y a los héroes que marcaron las lecturas de nuestra niñez; pero sobre todo es la confirmación como novelista de Andrés Pérez Domínguez, que atrapa al lector con su habitual fluidez narrativa y el espléndido desarrollo psicológico de los personajes.

lunes, 6 de octubre de 2008

ABC de Galicia


«El boxeador encarna como nadie al perdedor con dignidad, es una metáfora de la vida»

EVARISTO AMADO SANTIAGO

Casi sin quererlo, y a golpe de lanzamiento, Andrés Pérez Domínguez (Sevilla, 1969) se ha convertido en un compostelano más. Tras visitar la capital gallega para presentar «El factor Einstein», el periodista y escritor andaluz regresa con la premiada «El síndrome de Mowgli» (Premio Internacional de Novela Luis Berenguer, Algaida). Muy alejada de los espacios y tiempos de sus predecesoras, la obra recrea la figura de un inadaptado atropellado por los fracasos, Rafael Montalbán, y su odisea hacia la redención.
-«El síndrome de Mowgli» se escapa bastante lejos del escenario de sus anteriores novelas... ¿Tenía ganas ya de dejar atrás la Segunda Guerra Mundial?
-Ocurre que la escribí entre «La clave Pinner» y «El factor Einstein», pero por el azar se publicó después. No quería dos novelas seguidas en un mismo ambiente, pero ocurrió. Aquí el protagonista es un ex boxeador, una figura muy diferente a las anteriores.
-La novela tiene un final radical.
-El lector es inteligente. No me gusta que me lo den todo hecho. Me gusta que al mes, al día, a la semana, piensen sobre la novela. Las buenas novelas son las que te siguen acompañando por mucho tiempo.
-La radio es una figura muy importante en la novela...
-Soy colaborador de Punto Radio en Sevilla, tengo una sección, la biblioteca de Protagonistas. La radio forma parte de mi vida. Hay un hecho curioso.Hice un programa cuando estaba en Onda Cero, en 2003. Entrevistábamos a los autores como si fuesen los personajes de sus novelas. A David Torres lo entrevisté como Esteban, protagonista de «El gran silencio». A los pocos días me llegó una carta de una mujer que llamó diciendo que quería contratarlo. La radio tiene una fuerza tan grande... La anécdota me sirvió de motor de la novela. Demuestra el poder inmenso que tiene la radio.
-Existen muchas películas memorables sobre boxeadores, pero pocas novelas.
-No hay demasiadas, pero el boxeador encarna como ningún personaje al perdedor con dignidad. Es una gran metáfora de la vida, levantarse tras un golpe y hasta que llegue el siguiente...
-¿Por qué Lisboa?
-Con esa fachada gastada, esas cuestas empedradas, ese aire nostálgico... Me venía muy bien. El personaje aprovecha su viaje para hacer algo que debería haber hecho veinte años atrás. Era como cruzar el Río Grande, como hacían los forajidos... La historia arranca en Madrid, pasa una mitad en la costa de Cádiz, y la otra en Lisboa.
-¿Y la figura de Mowgli?
-Es un homenaje a Kipling. Disney ha hecho películas muy buenas, pero «El libro de la selva» está desvirtuado. Mowgli se queda solo, no encaja ni con los animales ni con los humanos. Como en la novela, es la falta de pertenencia, no encajar.
-¿Qué prepara?
-Uf... He cometido la osadía de publicar dos este año... Tengo pendiente una novela corta, un libro de relatos, y otra en la que voy a volver al Berlín del 45, un homenaje a los españoles de Mauthausen. Los españoles jugaron un papel muy importante, quiero que se vea.
-¿A quién ve protagonizando la versión de cine de la novela?
-Bardem daría el tipo. también Eduard Fernández da el tipo de derrotado. El Robert de Niro de la época de «Toro salvaje» quedaría fantástico. Lo he puesto superwelter de forma interesada: pequeñajo, correoso.
-¿Ha conocido a algún Rafael Montalbán de carne y hueso?
-Son personajes que están ahí, en la calle. A alguno parecido, que ejerce de guardaespaldas. Es un mundo que, por desgracia, no queremos ver, pero está al pie de la calle.
Además de su faceta como escritor, Pérez Domínguez mantiene un espacio literario en la emisora sevillana de Punto Radio

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